Reconociendo la importancia de las grandes tragedias personales que la pandemia ha provocado, mi intención es exponer unas reflexiones acerca de las relaciones entre el cambio de contexto social y laboral que el COVID-19 ha provocado y las escalas de personalidad que Hogan mide.
Mi opinión es que este contexto va a provocar que las tendencia de personalidad de cada uno se manifiesten más libremente, con menos autocontrol por el aislamiento, la falta de interacción cara a cara y de la supervisión del día a día por los jefes, con riesgo de que algunos descarriladores controlen la rutina.
Son buenos tiempos para los hedonistas con baja ambición y baja prudencia, que se camuflarán en la indolencia, esta vez justificada por el aislamiento y la falta de control, para disfrutar no haciendo nada. Y para los pasivo agresivos, que se podrán dedicar a sus objetivos personales sin el riesgo de aparentar no ser un jugador de equipo. Como para los de curiosidad alta, que se verán libres para buscar en internet lo que les plazca y leer la Wikipedia aleatoriamente sin pausa.
También para lideres ausentes, aquellos que deben mostrar competencias de liderazgo (motivación, delegación, supervisión, decisión y escucha entre otras) pero que preferirían solo los beneficios del puesto (léase el dinero y el estatus) y no tener que hacer todo lo anterior. Estos tienen la gran posibilidad de cumplir su sueño de desconectarse de ese ejército de necesitados que le han asignado (descarrilador reservado) y limitar el contacto a lo imprescindible.
Es también el paraíso para los cautelosos, que pueden justificadamente posponer decisiones, dejarlo todo en stand-by, y seguir dándole vueltas a las cosas en su búsqueda de la imposible perfección.
Y no son tan buenos tiempo para los que les motiva la seguridad slta y la predictibilidad… Opino que sufrirán estrés por el cambio radical de contexto, como los de alta prudencia y amor por la planificación y ausencia de improvisación, así como los muy proactivos y competitivos que necesitan obtener resultados y no les es posible la ejecución, y para los perfeccionistas micro-managers, que van a tener que controlar todo por email o videoconferencia con el riesgo de que muchos detalles se les escapen en el proceso.
Los volátiles pueden explotar emocionalmente solos en sus casas (lo siento por sus familias) y podrán empezar a leer una nueva media docena de libros que añadirán a la torre de libros empezados y no acabados, y los de sociabilidad alta van a quemar whatsapp, instagram o lo que sea y a salir al balcón desde las 19:30 hasta las 20:30 con música, banderas, consignas y canciones preparadas mientras se graban en video, muy melodramáticos, con el secreto deseo de que se haga viral y sean el centro del ciberespacio.