En cada partido de baloncesto hay mucha gente involucrada. El entrenador o coach, que aporta la estrategia, el “escolta” que es ágil y tiene un muy buen dominio del balón y el “base” que dirige al equipo en el juego. El entrenador es el que sabe cuándo es el momento adecuado para poner a los jugadores más fuertes, cuando sacar del juego a alguien y cuando animar a un jugador a jugar al 110% de su capacidad. Pero ganar no depende del entrenador. Ganar depende de la contribución de cada jugador, ya sea al correr por la pista, al encestar en la canasta o al estar en la mejor posición posible durante el juego.
Lo mismo ocurre y es aplicable a situaciones de negocios. El puesto de cada persona en la empresa es importante, y cada persona contribuye al éxito de su organización. Mientras las responsabilidades y títulos varían, todos, al final del día, estamos al servicio de nuestros clientes, generamos ganancias y elaboramos estrategias para el futuro. Un buen líder anima a los integrantes de su equipo a desarrollar sus fortalezas individuales, y de esa manera contribuye a una mejora en el desempeño del equipo.
Pero ¿qué sucede durante una etapa de crisis? Hoy todos nos encontramos transitando un territorio desconocido y muchos negocios están siendo forzados a adaptarse. Algunos están cambiando su modelo operativo, otros están reinventando su propósito y otros colaborando entre las diversas industrias.
Las compañías que saldrán más fortalecidas de esta etapa serán aquellas cuyos líderes practiquen la humildad al momento de reconocer sus errores, escuchar ideas nuevas e innovadoras y generar espacios y oportunidades para que sus empleados puedan ayudar. Aquellos que son genuinamente “colaboradores” harán una diferencia en sus empresas.
Para hacer frente al impacto que esta crisis ha generado, se requiere contar con un equipo de colaboradores dispuestos a ayudar. Los líderes deben proveer la visión, ser abiertos y honestos y ser capaces de tomar decisiones clave con cuidado y eficiencia. Al mismo tiempo, deben sentar las bases de colaboración y trabajo en equipo.
Volver a tener tiempos más prósperos es lo que todos buscamos, y cada persona juega un papel diferente para ayudar a que esto suceda.
Hogan ha investigado qué características de los integrantes de equipos están más relacionadas con el éxito en el largo plazo: estas características incluyen la orientación a resultados, el foco en las relaciones, orientación a procesos, innovación y pragmatismo. Es importante reconocer estos atributos y saber cuándo es el momento indicado para utilizarlos.
Pero ¿qué es lo que sucede si un líder no tiene claro cuáles son las fortalezas del equipo o cómo se hace para estimular el desarrollo del potencial?
Hogan puede ayudar. Conocemos la ciencia de la personalidad y hemos creado numerosos assessments que pueden ayudarte a entender las fortalezas de tu equipo.
La pandemia COVID-19 ha demostrado que el lugar que cada uno ocupa en esta situación es importante y que cada persona puede contribuir.
Es interesante pensar en la analogía con un partido que está en su punto más crítico – donde los líderes identifican cuáles son sus jugadores clave, quiénes son aquellos en los que pueden apoyarse, cual es el más ágil, qué aportará cada uno para dar un paso adelante, quién está a nuestro lado. De eso se trata, de confiar en quienes tenemos al lado en estas circunstancias.
Tal vez no haya mejor momento para replantearnos ciertas cosas y volver a las bases de lo que es la gestión del talento, el trabajo en equipo y la necesidad de contar con líderes humildes, que den espacio a quienes seguramente podrán ayudar y contribuir en esta etapa. Quizás las respuestas no estén fuera, sino dentro de tu organización. El tema es saber descubrirlo.